Fechalunes, 7 de septiembre de 2015

Prebióticos, ruido y prioridades

<<Llego a la puesta, está un poco pasado el mar. Da igual, ya estamos aquí, hoy voy a pescar...>>

Pues sí, al fin, 2 años y 2 semanas después, he decidido volver a escribir una nueva entrada en este blog, y espero que sirva para retomar el hábito de contar con cierta frecuencia lo que se me pasa por la cabeza cuando voy a pescar.

Estoy convencido de que -al menos en mi caso- la propia actividad pesquera tiene más de terapia mental (de encuentro con uno mismo, o como se quiera llamar) que de deporte o afición. Quizás por eso, rara vez termino escribiendo aquí sobre qué, cuánto o cómo pesco, sino más bien qué siento y en qué pienso mientras pesco.





<<Voy a montar un Seagard FXR 18mm, mejor ir fino. Si no, no me voy a comer nada...>>


La verdad es que no he dejado de pescar durante estos dos últimos años. Lo que no he hecho es escribir en este blog -posterar, como diría un auténtico blogero-, quizás por una cuestión de prioridades, quizás porque no estoy del todo convencido de que la orgánica-visceral-emocioanal actividad de la pesca combine muy bien con la tecnológica-cerebral-sedentaria actividad de escribir en un blog.
Y en caso de disponer de poco tiempo, como es el caso, ¿no tiene más sentido concentrar esfuerzos en vivir y no en contar vivencias? No sé, igual tengo que pensar un poco en eso.


<<Lanzo por la parte de allá de esos bajos, tienen buena pinta, espero no enronchar...>>


Mi relación con la pesca está basada en una idea central, la libertad, que al final estoy convencido que es la expresión extrema de la felicidad. Pesco porque cuando pesco me siento libre y eso me hace feliz. Así de simple.
Tal vez sea por esa razón por la que no me gusta mucho concretar la hora a la que voy a terminar de pescar o a la que voy a volver a casa. Creo que cercenar de antemano esa libertad, ponerle condiciones a una jornada de pesca, va contra la propia naturaleza de la actividad.

Yo que ya vivo a diario rehén de unos horarios rigurosos, me niego a imponerme otros en una actividad que por definición no debería tenerlos, cuando lo que se busca a través de ella es evasión de todo aquello que ya los tiene, evasión del resto.

Y por eso, si algo me gusta de la pesca, es exactamente eso: mi relación con ella, yo no le pido nada y ella me da lo que le da la gana, normalmente mucho (claro está, no sólo a través de las capturas). 

Trato de que nada interfiera, trato de que no haya ruido y quizás por eso últimamente me cuesta escribir. Todos los que escriben saben que al final lleva un tiempo, supone un esfuerzo y ¿tiene sentido cuando lo que realmente da satisfacción es pescar? No sé...


<<Creo que me están comiendo... voy a dejarlo, mejor no clavo y espero un poco...>>

Al final de todas las preguntas que uno se pueda hacer, una y sólo una es clave: ¿estoy sacándole verdaderamente jugo a la vida, a lo que me importa, sin despistes? 
El mundo está claramente preocupado por alargar su existencia con prebióticos, vitaminas, ácidos L-Casei Inmunitas, Fitness y toda clase de inventos. Pero ¿no se sería interesante hacerla más intensa que larga?

¿Por qué la sociedad se preocupa tanto de llenar la vida de años y tan poco de llenar los años de vida? 
No voy a hacer un alegato al hedonismo del vividor, mi circunstancia no es precisamente un ejemplo de ello pero creo que a mi y en general a todos, no nos viene de más recordarnos cada poco, que la vida es la hostia, es un regalo y que no sacarle partido, y en especial a lo que nos gusta (pescar o lo que demonios sea) no deja de ser una solemne estupidez, cuando claro está dentro de cien años todos vamos a ser igual de aburridos.

(Llegados a este punto y por alusiones adjunto foto de mi hija de cuatro años Alicia, bañándose en una charca de la playa de los Castros, junto a Rinlo)




<<...¡Vaya! Ya no siento nada, no sé si me comieron...>>


Hace unos años oí a Eduard Punset contar que la gran pregunta, la pregunta definitiva, la había encontrado en un grafiti del metro de Nueva York. Alguien había escrito: "¿Hay vida antes de la muerte?" 
Yo no creo que sea una tautología, creo que es una gran pregunta que todo el mundo debería de hacerse.
Yo me la he hecho muchas veces, y cuando voy a pescar o cuando juego en la playa con Alicia, tengo respuesta. 


<<¡Mierda! Me lo llevaron... ¡Joder! ¡Lo he dejado escapar!... Debería de haber clavado e intentado sacarlo mientras podía... Esto no me vuelve a pasar...>>



PD: Estos últimos dos años he pescado menos en tamaño y cantidad que los anteriores (unas 120-150 piezas, en unas 20-25 salidas). Espero que el agorero de mi vecino,, quien sostiene que el mundo pronto se va a acabar no tenga razón, pero por si acaso, voy a ver a qué hora es el sábado la plea.

PD 2: Parece ser que por lo que sea, Blogger ha enviado esta misma entrada sin textos previamente a algunos usuarios. Si este fuese tu caso, mis disculpas.

2 comentarios:

  1. Bienvenido de nuevo y espero que tu vecino no lleve razon jajaajajajaa, prioridades cada uno las suyas y depende mucho tambien de las etapas de la vida...yo no veo incompatible un blog o diario de un pescador con la practica de la pesca, son actividades distintas pero hasta en los bares hablamos de pesca ( o de muyeres jajajajajaa ), por contra opino que el fitness no alarga la vida si no que la reduce ( joder que para sufrir ya voy al dentista al menos una vez al año como hacienda que tambien hace sufrir...) mejor unos pateos por el pedrero y lo mejor de todo sentirse bien con lo que se hace...encantado de volver a leerte, un saludo

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  2. Gracias Ricky! Efectivamente, también creo que las prioridades dependen de las etapas de la vida.
    Nos vemos en el pedrero.
    Un saludo

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