Fechaviernes, 28 de junio de 2013

Born to be Happy (Nacido para ser feliz)

Seguro que todos hemos pensado alguna vez sobre esa idea de que la felicidad no es un destino vital, sino más bien, es la actitud con la que se viaja por la vida

Yo me lo he tenido que recordar un par de veces esta semana y me he dado cuenta de que estos días he visto esa felicidad que desprende la gente satisfecha de si misma en dos personas: Bruce Frederick Joseph Springsteen en el Molinón, cantando, riéndose y disfrutando junto a una multitud de más de 30000 personas y Antonio Braña (mi padre) pescando con su hijo y un amigo en un soleado roquero. Dos personas antogónicas de aproximádamente la misma edad a las que esta semana he tenido la suerte de ver plenamente felices.

El miércoles en Gijón vi a Springsteen en directo por sexta vez, y cuando a eso de las nueve de noche salió caminando lentamente al centro del escenario agasajado por 30000 gargantas enloquecidas, recordé que allí mismo y a la misma hora, pero 20 años antes (1993), me había sentido igualmente hipnotizado por su sonrisa y durante un breve instante había pensado exactamente lo mismo: Ahí está, un tío muy feliz.

Apenas unas horas antes y a escasos kilómetros de allí mi padre colgaba una pequeña chopa (creo que por debajo de la medida) y cuando le iba sugerir que la liberase me miró, sonrió plenamente feliz y me dijo "Esta voy a llevársela yo a Alicia para cenar" (mi hija de dos años, su nieta). Justo en ese momento y de manera fugaz el mismo pensamiento: Ahí está, un tío muy feliz.

Y es que al final da igual que nazcas en New Jersey o en Lugo de Llanera, que seas estrella de rock´n´roll o chapista, gires constantemente alrededor del mundo o nunca hayas salido mucho más allá de tu pueblo, la felicidad está por ahí, y algunas veces si te fijas la puedes encontrar disfraza de pequeños gestos, si tienes esa suerte persíguela, intenta atraparla, a lo mejor un día es ella quien te atrapa a ti.

Llegará el día en el que Springsteen dejará de cantar en directo y mi padre no padrá ir al roquero a pescar conmigo, pero espero no olvidar esos mágicos momentos en la que la felicidad de los dos se dejaba ver.


Por cierto, ese día se dio muy bien, entre los tres sacamos 31 chopas y mi hija Alicia cenó la suya.

Fechaviernes, 21 de junio de 2013

Sargos & CloudComputing


Son varios los lectores de esta web (Chema, Isidro, Emilio...) que a lo largo de los últimos meses me han escrito para preguntarme si había abandonado la pesca dada mi escasa (por no decir nula) actividad blogera.

Pues no, no es esa mi intención, pero la verdad es que no hubo mucho más remedio que colgar la caña durante casi un año. Hubo que priorizar viendo como se está poniendo la cosa.

He vuelto 20 años después a la Universidad a estudiar Ingeniería informática de Sistemas en tiempo express, lo que parece será un hecho la próxima primavera.
Como muchos sabéis llevo los últimos 20 años dedicándome al audiovisual, los últimos 12 trabajando en Asturias para la Productora de Programas del Principado y estos 6 últimos para la RTPA (Radio Televisión del Principado de Asturias) pero empiezo a pensar que la única manera de garantizar el trabajo en el futuro y no tener que estar en el roquero agobiado por no saber como pagar la hipoteca es seguir formándome.
 
En definitiva, la ecuación para explicar mi ausencia blogera es sencilla:

8 horas de trabajo/día + 5 de biblioteca/día + Niña espectacular de 2 años y medio con madre incluida = NO HAY TIEMPO PARA PESCAR.


Pero bueno, ahora que los estudios parecen estar encarrilados, parece más fácil encontrar tiempo para volver a pescar. De hecho el viernes pasado fui con Luis Trapiello intentar pescar unas chopas cerca de su casa y parece que no se me olvidó del todo, sacamos 14. Ya no recordaba lo feliz que se puede ser completamente alienado por el ruido de las olas y el balanceo de la bolla.

En definitiva, espero que a partir de ahora y con más frecuencia pueda disfrutar de la pesca y en consecuencia tenga más sentido y más contenido este blog.